jueves, 27 de diciembre de 2018

YO: EL PEOR FIEL

Su primer robo fue cuando tenía 20 años y asegura que fue por desesperación. El pasado 5 de octubre fue detenido tras estar prófugo. Leandro Romero tiene 28 años y está procesado por el delito de robo agravado. En una nueva confesión con Mauro Szeta habló sobre su paso por la cárcel y sobre el último robo que lo dejó tras las rejas, luego de asaltar un minimercado el pasado 5 de octubre. Nació en San Martín, se crió en Loma Hermosa y asegura que nunca se drogó alcohol y que tampoco toma alcohol. De chico se dedicó a trabajar debido a que su padre falleció cuando él era un nene. Su primer robo fue cuando tenía 20 años y dice que fue por desesperación, tras ser despedido de una empresa textil.

Al poco tiempo consiguió un trabajo y durante años no volvió a delinquir. Pero siete años más tarde se quedó nuevamente sin trabajo y como tenía tres hijos y su mujer estaba embarazada, decidió comprar un arma en una villa de Chacarita y salió a robar. Dice haber golpeado puertas y enviado CVs a varios lugares y no conseguir nada. Después de comprar un arma fue a robar un supermercado, pero cuando se iba la policía lo empezó a perseguir. En la huida recibió un balazo en la espalda, pero pudo escapar. Estuvo con pedido de captura y prófugo. “Fueron cinco meses y cinco días”, recuerda con exactitud. Al mes de estar prófugo, cometió otros robos y el 5 de octubre pasado fue detenido. Mientras estuvo prófugo escribió un diario de fuga que actualmente conserva un amigo. Su cuarto hijo nació el mes pasado, mientras él estaba detenido en la Unidad 53 de Malvinas Argentinas. Dice que ver a su mujer embarazada a punto de parir yendo a visitarlo le  Generaba muchísimo dolor. Leandro espera ser condenado en estos días.
La entrevista de Mauro Szeta y el análisis de Laura Quiñones Urquiza para Telefé Noticias aquí

sábado, 15 de diciembre de 2018

LOS DELITOS SEXUALES, LOS MENOS SEXUALES DE LOS DELITOS

Por Laura Quiñones Urquiza, exclusivo para diario PERFIL

El violador no viola porque está excitado, es violar lo que lo excita. Ciertos contextos, dinámicas de ataque, acciones, perfiles de víctima y palabras cuando interactúa con sus víctimas, son rituales que les dan satisfacción emocional que es precisamente, lo que van a buscar. Entre un ataque y otro, puede haber nuevos matices, pero en ese cúmulo de acciones y palabras, hay huellas psicológicas que son estáticas y sin ellas, no se completa ni concreta la fantasía que intentan recrear. 

ADN. El ataque sexual denunciable, no es únicamente del que se pudo extraer ADN del líquido seminal o del semen. He analizado hechos en los que el agresor era eminentemente un “froteurista” que abordaba a las víctimas y en las escaleras de los halls de los edificios lograba intimidarlas manoseándolas, las obligaba a masturbarlo o practicarle una felación bajo amenazas. En otros casos el agresor usó preservativos con los que huyó, o hasta iba depilado. No siempre la penetración es la norma, sino que se utilizan objetos para penetrar a las víctimas, para generarles el mayor dolor y daño posible, generándoles desgarros y pérdida de tejido, sin dejar los rastros de ADN.

En algunas declaraciones he leído que inmediatamente después de un ataque sexual, las víctimas se bañan por ignorancia, por el asco de tener impregnado el olor de su agresor o por ellas mismas, querían deshacerse de sus ropas, y hasta a veces, de sus cuerpos. Pese a eso, en sus relatos incluyen descripciones  de señas particulares en el cuerpo del autor, y presentan las lesiones típicas de defensa. En ese contexto de indefensión, son heridas visibles que, con suerte, sanan. El daño psíquico y la desconfianza les dura más tiempo y lo que perciben como vergüenza por no haber podido hacer o gritar, e incluso la vergüenza social, las inhibe de denunciar. A veces el silencio también, se debe a que piensan que no tienen la astucia o el prestigio de su agresor, porque creen que la Justicia puede ser injusta, porque hablan pero no las escuchan, o porque el miedo a represalias las paraliza. 

Tiempo. Aunque el tiempo que pasa es la verdad que huye, existen protocolos, medidas de prueba y especialistas de diversas disciplinas que intervienen con técnicas retrospectivas, por ejemplo, el análisis de testimonios y evaluación de testigos, y de exploración de la personalidad que, con los puntos de pericia correctos, podrían llegar a la verdad detectando contaminaciones y simulaciones. 

La doctora Alicia Poderti sugiere que para estos casos, es muy útil hacer un test lingüístico forense al sospechoso, porque puede arrojar muchas pruebas, sobre si hay o no, algún tipo de personalidad perversa, por cómo habla, cómo se refiere a los otros y a sí mismo. Nadie escapa de las palabras, son su huella digital.

En  casos de vieja data y donde la víctima habló como pudo y cuando se sintió fuerte, acompañada o contenida por otras víctimas para hacerlo, si el señalado es declarado culpable, su ADN indubitable debería ser ingresado a un registro de violadores, aunque no haya sido extraído del kit de abuso o recolectado en el lugar del hecho en aquel momento.

En otros escenarios, el violador las doblega con sumisión química al doparlas o les parten un ladrillo en la cabeza y las deja desmayadas, lo que las “relaja”, y por eso no presentan lesiones defensivas características, es así como muchas ni siquiera pudieron verle la cara a su agresor; simplemente cuando despertaron se vieron rodeadas de un lago de sangre, pedazos de un ladrillo foráneo en su dormitorio, sus ropas rasgadas y una ventana abierta con huellas de calzado. 

Son ejemplos de situaciones dramáticas, con las que nos topamos casi todo el tiempo quienes analizamos la anatomía de un crimen violento. 

Verosímil. Probablemente el modo o el tiempo de contar de una víctima no encaje con lo que algunos consideran verosímil, porque no coincide con lo instalado en la ficción, la realidad es que existen variables que incluyen amenazas e intimidaciones de todo tipo para controlar a la víctima. Especialistas en psicología del testimonio sostienen que, cuando se evoca un evento traumático de esa envergadura y se lo reconoce como propio, es muy difícil ponerlo en palabras sino que se somatiza

Cuando se relata se pierde el hilo o se confunden los tiempos por el peso de carga afectiva displacentera que irrumpe en la psique: el trauma de un ataque sexual fragmenta porque tiene el índice más alto de potencial traumatización. La huida y la lucha son respuestas defensivas ante el peligro, pero también lo es el congelamiento, es la disociación en el momento del trauma. 

Los eventos pueden evocarse en forma de blanco en el recuerdo pero con síntomas en el cuerpo, o como flashes desordenados, porque es tanta la angustia que se oprime la garganta y se experimentan cefaleas.

Sexo. El delito sexual es el menos sexual de los delitos, porque denigrar y aplastar la voluntad de otro es lo que esta erotizado. El autor suele saber que es un delito a “puertas cerradas”, juega con eso y mientras más desprevenida esté o ingenua sea su víctima, mejor; para otros mientras más débil, más fácil de desacreditar. En su mayoría, no son encantadores de serpientes, sino serpientes encantadoras. Los delincuentes sexuales suelen estar bien integrados a la sociedad, y los más difíciles de detectar son los pedófilos y pederastas. Y en las cárceles son sobreadaptados y no generan ningún conflicto

Columna 
Las víctimas ya hablaron; pero las heridas solo sanarán con la justicia, por Yael Bendel, Asesora General del Ministerio Público Tutelar

viernes, 14 de diciembre de 2018

YO FUI PANDILLERO: UNA PLAZA, ALCOHOL, DROGAS Y DELINCUENCIA

Tiene 33 años y está detenido desde hace tres meses en la Unidad 53 de Malvinas Argentinas. Una nueva confesión con Mauro Szeta. Jonathan Alejandro Barraza tiene 33 años y fue procesado por daños en la vía pública, con antecedentes por robo. Se crió en el barrio porteño de Palermo hasta los 15 años, cuando se mudó con su madre y sus seis hermanos a Floresta. A su padre nunca lo conoció. Fue el único de su familia que se dedicó a robar. Dice que empezó en el mundo de la delincuencia porque veía que todos usaban buena ropa y él no tenía recursos para comprarla. Formaba parte de una banda adolescente que paraba en la Plaza Güemes con las que se enfrentaban violentamente con las bandas de otras plazas. A mediados de los 90 y principios del 2000 recuerda que eran habituales ese tipo de peleas en Palermo. Comenzó a ir a la Plaza Güemes a los 13 años y en la bandita eran 20 chicos. Así empezaron los robos a locutorios de Las Cañitas y Colegiales. Además fue motochorro y robaban al voleo. A los 15 años cayó preso por primera vez por el robo a un supermercado, estuvo dos meses en un instituto de menores, salió y a los 16 años volvió a caer detenido. “Uno no roba sólo por el dinero, también por adrenalina y poder. La adrenalina se vuelve un vicio”, asegura. Fue a la escuela nocturna, pero abandonó luego de asaltar una estación de servicio y encontrarse en el mostrador a su compañero de banco. Recuerda que se quedó petrificado y por la vergüenza dejó de ir al colegio. Dice que nunca lastimó a nadie, no hacía más que asustar. Una sola vez se tiroteó con la policía en pleno Belgrano luego de robar un locutorio. Tiene una renguera leve producto de una pelea callejera. Desde hace tres meses está detenido en la Unidad 53 de Malvinas Argentinas, en una causa por "daños". Estaba en la casa de su pareja en Ciudadela y comenzaron a discutir. Dice que estaba muy drogado y sacado, y que salió a la calle a buscar lío. Le pegaba con un fierro a los autos que pasaban y llegó a romper varias lunetas hasta que la policía bonaerense lo detuvo. La última vez que cayó detenido por robo fue en 2013, estuvo preso en Devoto y salió en 2014, ocho meses antes de cumplir condena. El delito que cometió ahora, daño a la propiedad, es excarcelable, pero por sus antecedentes lo obligan a cumplir la condena anterior. 
Dice estar arrepentido de su pasado. La entrevista de Mauro Szeta y el análisis de Laura Quiñones Urquiza para Telefé Noticias aquí

jueves, 6 de diciembre de 2018

YO MATÉ POR IRA


Germán Ariel Ballesteros Tevez tiene ahora 29 años y fue condenado a cadena perpetua cuando tenía sólo 16 años por el asesinato de una nena de cuatro años que era su vecina. Cuando cumplió la mayoría de edad, le redujeron la pena a 15 años. La causa fue caratulada como “Homicido Criminis Causae”. En una nueva confesión con Mauro Szeta, Ballesteros Tévez habló del crimen y dejó entrever detalles de su infancia marcada desde el comienzo por el abandono. Cuando era sólo un bebé quedó a cargo de su padre biológico, que tenía problemas de adicción y lo golpeaba de forma feroz. A raíz de ello fue adoptado por una vecina del barrio de Rafael Calzada, aunque nada cambió y la violencia no se detuvo. La entrevista de Mauro Szeta y el análisis de Laura Quiñones Urquiza para Telefé Noticias, Aquí

CONCURSO POR EJEMPLARES DE LOS LIBROS "RASTROS CRIMINALES" Y "LO QUE CUENTA LA ESCENA DEL CRIMEN"

La imagen puede contener: Walter Rodrigo Asensio, texto
ATENCIÓN: @elforenseok, pronto dará a conocer las bases del concurso, relacionados a los conocimientos que comparte en sus #HilosCadavéricos sobre Medicina Legal, de sus redes sociales twitter e instagram

jueves, 25 de octubre de 2018

LUIS MARIO VITETTE SELLANES Y EL DESISTIMIENTO DEL DELITO

Por: Laura Quiñones Urquiza, exclusivo para diario Perfil 



Cuándo y por qué alguien decide abandonar el delito. Especialistas estudian las causas psicológicas y sociales que llevan a violar la ley. Pero, ¿se puede dejar atrás una vida criminal? Habla el protagonista de un golpe resonante.


Foto: Clarin.com ©

Mi oficio es confeccionar perfiles criminales de autores desconocidos, para reducir el número de sospechosos en una investigación en curso. Conocer a quién, por qué y para qué a través de un acto criminal particular. Pude hacer divulgación criminológica de algunas generalidades. Hoy mi interés también está en por qué aquellos que perseveraron en el delito durante gran parte de su vida deciden dimitir, abandonar el delito. ¿Es una cuestión de edad, enamoramiento, maternidad, paternidad o mejores oportunidades? Luego de cumplir condena, qué factores los hicieron anclarse en una vida prosocial y por qué el delito ya no ha vuelto a ser una opción. Sin duda, la vida –y las respuestas– de Luis Vitette puede dar respuestas a algunos de estos interrogantes Los hechos. 

En enero de 2006, cuatro hombres ingresaron a la sucursal Acassuso del Banco Río. Dos se cubrían el rostro con capuchas, otro estaba disfrazado de médico con un estetoscopio colgado del cuello y el cuarto vestía un elegante traje gris. Apuntaron a los 23 clientes y empleados con revólveres de plástico y los tomaron como rehenes. Parecía el acto de ladrones desesperados por no tener escapatoria. Falso: era una puesta en escena que les permitió escapar por un túnel con un botín de más de 20 millones de dólares. Por eso se lo conoce como “el robo del siglo”. Una pequeña parte del botín pudo recuperarse porque la esposa de uno de ellos se enteró de que tenía pensado abandonarla para irse con otra. A ese primer detenido le encontraron en su casa 700 mil dólares, 54 monedas antiguas y 33 relojes de lujo. En su momento, los medios consideraron al uruguayo Luis Mario Vitette Sellanes como “el cerebro” del plan, pero él dice que fue invitado a sumarse y asume el rol de ejecutor y fue quien llevó a cabo la negociación que permitió distraer a la policía y permitir la huida del grupo. Por una estrategia de sus abogados, le dieron por cumplida la mitad de la pena y logró ser expulsado de la Argentina rumbo a su país a los pocos años.


¿Qué lo llevó a abrir un negocio de joyas? ¿Qué lo atrajo de ese rubro? 
Mi oficio, mi profesión, porque yo en el año 1980 más o menos comencé a estudiar relojería en la Universidad del Trabajo del Uruguay, después me diplomé. 

¿Qué recuerdo placentero tiene de su infancia? 
Muchísimos, mi primario, jugar con mi abuela, jugar con mis padres, estamos hablando hace 55 años, cuando los chiquilines podíamos jugar en la calle, teníamos otro tipo de libertad, entonces la vida para mí era mucho más sana, mucho más feliz, eso recuerdo. 

Lo que se comenta es que usted tiene un coeficiente intelectual sobre la media; ¿cómo era Luis Mario en relación con su estudio y su vida social escolar? 
Bueno, me sorprendes con que en el ámbito forense se diga que tengo un coeficiente intelectual sobre la media, yo te diría que no. Lo que no soy es un delincuente común, no es que tengo un coeficiente intelectual elevado... y bueno, estudié como todos en aquella época, mi primario, un poco de música, un poco de idiomas, porque nuestros papás nos imponían eso, teníamos que saber idioma y estudiar música. Y mis estudios en la fe, pero me quedé impresionado de que se comente eso. Pero seguramente te deben haber dicho “guarda, que este es un psicópata medio manipulador” de la  información, pero intelectual sobre la media… bueno, no sé. 

Durante su adolescencia ¿hubo algún evento que lo impactó, relacionado con violencia, algo que usted haya considerado desagradable? 
Bueno, no sé, si hacés referencia a algún tipo de abuso sobre mi persona, no. Violencia física, y, yo practiqué boxeo desde muy chico, categoría “minimosca”, yo qué sé, 6, 7 años, después a muy escasa edad ya empecé a tener entradas en las comisarías y mi primer antecedente, que era muy joven, por insultar al presidente, se dice “putear”, perdón, por putear al presidente de la República Oriental del Uruguay, estuve preso en un cuartel, donde me daban algún correctivo propio de la dictadura, pero hechos de violencia cercanos a mi persona, no, no recuerdo. 

¿Cometió algún homicidio? 
No es mi juego, no voy a responder si cometí o no un homicidio, lo que sí voy a responder es que cuando tenía 19 o 20 años me vi involucrado en un hecho de homicidio por el cual yo quedé condenado y como único responsable. Si lo hice o no, no lo voy a responder, pero sí estuve preso por la comisión de uno. 

¿Cuándo fue la primera vez que robó un banco? ¿Qué sensaciones tuvo antes y durante ese hecho? 
Quiero decirte, yo ya lo he explicado hasta el cansancio, en medios periodísticos y alguna revista forense de Europa del este: yo no soy ladrón de bancos, esta fue la única vez que me vi involucrado en uno, yo, en realidad, mi especialidad es el escruche (robar en viviendas en ausencia de sus moradores, accediendo mediante el uso de forcejeo de puertas, ventanas o el escalamiento), como se va a llamar mi nuevo libro El escruchante, que espero que algún día lo lea y le guste. Yo me vi así arrastrado a un robo de banco, casi sin querer, sabiendo que iba a robar. La sensación es indescriptible, todo tipo de sensaciones en un segundo, y como también para entreverarte un poco y marearte más, no sé si podés sentir en ese preciso momento y describir una sensación, todo es después, porque esta vez, y que por eso quedó en la historia y todo el mundo habla de él, fue una cosa tan planeada, tan orquestada, que tuve que estudiar teatro, los movimientos, los pasos de comedia, ponerme monedas en la boca para distorsionar mi voz, fue todo tan preparado, era como, como ejecutar un plan tan previamente ensayado que no sé si tuve lugar para una sensación distinta de las que ya me imaginaba al momento de preparar el ilícito. 

¿Cuáles son las emociones posteriores a ese hecho? 
Sí, tal vez, placer, sentirme relajado, tarea cumplida, muchísimos meses de preparar esto para verlo que termina, que no termine mal. No digamos que termina bien, un ilícito no puede terminar bien, pero que no terminó mal. No importa si muchos meses después nos delatan y vamos detenidos. 

¿Qué ilícitos jamás hubiese cometido? ¿Cuáles le generan rechazo? 
Por mi ex condición de detenido, muchísimo rechazo, la violación, el violento atentado al pudor, el abuso de menores, todo eso me produce muchísimo rechazo. Pero más que mucho de eso, la corrupción de Estado, eso me tiene muy mal y por eso ando en Twitter (@luisvitette), ahí provocando. Yo digo, tengo un dicho viejo, solo para provocar, te digo: me equivoqué, yo robaba para tener poder, y es al revés, hay que tener poder para después robar. Entonces, yo elegí un oficio, profesión de ladrón para robar. Quien busque un cargo público y en vez de hacer el bien lo utilice en beneficio propio, eso me produce asco, pero muchísimo más asco que alguna violación. Y cuando hago referencia a los delitos sexuales, me gusta marcar una diferencia: que es quién lo hizo y a qué edad lo hizo, porque yo por ejemplo conozco uno de los casos de parricidio más asquerosos de la República Argentina y por el hecho de haber compartido una celda con uno de ellos... vos ya sabés el apellido pero yo no lo voy a nombrar, al tipo lo criaron, lo educaron, lo hicieron mamar desde chico que estaba bien mantener relaciones con su mamá, entonces yo no puedo decir que eso es ser violador o abusador, pero obvio que cuando él comenzó a ir a la escuela, al secundario y se enteró de que eso estaba mal, mató a sus padres. 

¿Qué lo llevó a pensar el delito como una opción? 
Resulta que por allá por el año 80 y pico tuve la necesidad de evadirme. Ni siquiera una fuga, de evadirme del triste penal de Punta Carretas, de acá de Montevideo, porque vi que se aproximaba un motín. Todos los internos estábamos armados con armas de fuego, entonces, qué hice, pedí una audiencia con el juez, fui y le dije “mire señor, estoy preparado para reintegrarme”, y me dijo “Vitette, matemáticamente le quedan dos años y medio para la Ley de Pacificación Nacional, Ley de Media Pena. Le dije “pero mire, señor juez, tengo mi trabajo, tengo mi taller de joyería, en la cárcel afuera extramuros, por favor, por favor”… y decidí escapar, faltar a una visita transitoria. Al evadirme e irme para la Argentina, un prófugo no tiene muchas opciones, y la más fácil, la más tentadora, es delinquir, sobre todo cuando uno viene de estar mucho preso. Enseguida quiere drogas, señoritas, baile, joda, y lo logra a través de la comisión de ilícitos, entonces es así. Una atrae la otra y la otra y la otra, uno va agarrando oficio, profesión, decide qué tipos de delitos hacer y por suerte o por desgracia con eso conseguí un dinero, monté dos empresas en la Argentina, tenía una casa en el barrio de Congreso, otra en Once, propietario de un departamento y una camioneta para mi esposa, otra para mí, estaba bien. Hasta que alguien viene y me tienta con este proyecto faraónico, que primero parecía una tontería, después me lo fueron ahondando. Entonces ahí llegamos otra vez al robo del Banco Río. 

¿Alguna vez tuvo adicción a algo? ¿Qué rol tuvieron las drogas en su vida? 
Sí, sí, ¿qué rol jugaron?, destruirme la vida, fui adicto a la cocaína hasta el año 1990, lo reenmarco para que veas las distancias, el alcohol lo dejé en 1990, después seguí con la adicción al cigarrillo hasta 1996, y desde esa época hasta ahora, ni fumo, ni tomo, ni me drogo, ni siquiera las drogas más tontas, las más simples, ni psicofármacos para dormir. Entonces, ¿qué rol jugaron? El rol de tener que salir a robar para comprar la droga, caer preso como consecuencia, para que me manden más drogas mientras esté preso, para que cuando vuelva a salir tenga que volver a robar para pagar la droga que me mandó cuando estaba preso y la que empiezo a consumir, debe de haber mil secuelas psicológicas, físicas: perdí todos mis dientes con la cocaína. Sí, una basura, el rol espantoso, arruinar mi vida, adicciones, todas, por suerte de 1990 hasta la fecha, nada. 

¿Cómo estaba constituida su familia y qué recuerdo tiene de ellos? 
Mi familia estaba constituida por papá, mamá, los tres hermanos, abuela, de mi abuelo tengo una imagen muy viejito cuando yo era muy chico, después tíos, un hogar bien constituido y de muy buenas costumbres, de hecho yo soy el único que tiene antecedentes penales. ¿Qué recuerdos? las mesas familiares, los mediodías, tengo muchísimos, pero muchísimos recuerdos de la infancia, de mi infancia, de hecho hoy, 6 de diciembre, cumpliría años mi papá, y no ha sido un día muy grato, pero en mi propiedad, en mi quinta donde yo vivo están las cenizas depositadas de mi papá. Ahí en el suelo que hay un arroyo, así que desde el amanecer no ha sido muy bueno, bueno así estaba constituida mi familia, y sobre todo las reuniones familiares,  recuerdo los almuerzos, las cenas, esperar a papá para empezar a comer, no levantarse de la mesa sin el visto bueno de papá, aquellas figuras patriarcas de los años 60 que se imponían, descendientes de italianos, con su sola presencia imponían respeto.

¿Qué víctima recuerda más y por qué?
La víctima que más recuerdo, y porque se cae de maduro, es la persona fallecida en ese ilícito acá en Uruguay, que me marcó para toda la vida, yo fui el único responsable y fui el único que quedó condenado por eso. 

Hoy se dedica al comercio y tiene una vida distinta. ¿Qué lo ha llevado a desistir del delito? 
Mi vida actual, yo fui criado y educado para lo que soy ahora, en otro grey, mi papá tenía bar restaurant, pizzería heladería, fábrica de pastas, yo fui educado para trabajar, a veces he dicho por ahí que encontré mi camino, mi destino, en el camino que siempre quise evitar, porque yo fui educado para ser lo que soy ahora, un trabajador, levantarme temprano todos los días, pelear con el proveedor, rezongar por los impuestos, ahorrar luz, porque es luz comercial, yo fui educado para esto y ¿qué me lleva a sostenerme acá? Y mi doble moral, mi educación católica, yo sé que lo otro estaba mal, así que no solo yo sé que cometía un delito, que era delito, también era pecado para mí y mi gremio, y ¿qué es lo que me sostiene acá? Y, saber que esto está bien y que lo otro estaba mal, aunque lo haya llevado adelante durante tantos años. 

¿Qué le diría Luis Vitette Sellanes al Luis adolescente, cuando todavía no había ingresado en su vida ningún problema con la ley? 
Este Luis Mario ¿qué le diría?, lo he dicho hasta el cansancio, que ha sido un estúpido que se ha dejado llevar por el camino equivocado y arruinado su vida, en realidad no arruinado su vida, no ha vivido, ha estado ausente de la vida. Ha estado preso la mitad de su vida y la otra mitad no de muy buena manera, así que este Luis Mario a aquel lo odia, le diría que es un estúpido, siempre lo he dicho muchas veces, aquella fantasía que jugamos sobre todo cuando estamos metidos hasta el cuello, decimos ¡Uy si pudiera retroceder en el tiempo!, si pudiera retroceder 60, 55 años, en el tiempo nunca haría nada que me lleve preso, nunca haría nada al margen de la ley, ni siquiera sabiendo que tengo muchísimas posibilidades de no ir preso, no lo haría, eso es de Luis Mario al otro. 

CRIMEN DE LA NIÑA SHEILA AYALA




El análisis completo para Staff de Noticias

CRÍMENES VIRTUALES Y REALES CON LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Autora: Laura Quiñones Urquiza, exclusivo para Diario Perfil 


Todo empieza con la vulnerabilidad de nuestros teléfonos y computadoras. Pero crece y escala hasta los sistemas más sofisticados de empresas y organismos públicos, para transformarse en uno de los problemas de seguridad del siglo XXI.


Sin dudas, la serie Mindhunter, es la que mejor plasma la obsesión que tenemos los perfiladores criminales por entender quién, por qué y para qué. Quizás compartimos con los médicos u otras profesiones esa pulsión de conocer para entender. Ahora imagine esa curiosidad llevada a comprender cómo funcionan las máquinas, por ejemplo un semáforo o una alarma de auto, cómo se puede acceder para encenderlos, apagarlos, modificarlos o mejorarlos, con métodos no tradicionales.


La conducta de hackeo resulta atractiva porque quien lo ejecuta pareciera cabalgar en dos realidades distintas: la real y la virtual. El hacker es sobre todo, un gran curioso en la búsqueda de desafíos constantes, con habilidades específicas y a veces con una inteligencia superior a la media. Es una actividad con bases sociales e identidad colectiva, en ocasiones basada en el anonimato. Muchos se conocen virtualmente por sus seudónimos, pero no personalmente. La comunidad horizontal de las agrupaciones hackers sustituyen los lazos verticales del mundo real.

Seguridad. El hacker contribuye a la seguridad de los sistemas, su labor también se orienta a encontrar las fallas de seguridad y reportarlas, incluso colaboran en investigaciones criminales para cazar a productores de pornografía infantil o craquean, rompen páginas web que distribuye ese material.

Su generosidad es para con los futuros usuarios y la sociedad, porque con sus hazañas e irrupciones permiten mejorar la seguridad informática. En realidad, son el único test sólido para comprobar vulnerabilidades. Muchas empresas contratan hackers y exponen sus productos para que ellos los “rompan” y digan cómo lo hicieron: la idea es mejorar, es el progreso.

Al igual que en perfilación criminal, en el caso de los ha-ckers no importa la apariencia o los logros académicos que ostenten, son las habilidades y los resultados positivos los que dicen más que las palabras. Steve Jobs y Bill Gates, comenzaron siendo hackers e innovaron, logrando crear grandes imperios informáticos.

La ética del hacker y el espíritu en la era de la información, fue ampliamente descripta por el programador y doctor en filosofía finlandés Pekka Himanen. También existe Hackstory.es, iniciativa de Mercé Molist, que plasma toda la historia de esta actividad en la Península Ibérica. En el país con un enfoque metodológico para profesionales, lo hicieron Sallis, Caracciolo & Rodríguez con el libro Ethical Hacking.

Nuevas tecnologías. El ciberdelito responde al continuo desarrollo y la dinámica de las nuevas tecnologías. Está emparentado con los delitos de cuello blanco, cometidos por personas que poseen o aparentan determinado estatus y atacan la economía, se caracterizan por el abuso de confianza y la ausencia de violencia al principio.

En la década del 80, los delitos informáticos apuntaban a inutilizar la información de las computadoras o redes telefónicas y así lograban que algunos teléfonos públicos pudieran hacer llamadas urbanas e interurbanas sin costo. Probablemente los movía el afán de rebelión hacia las grandes empresas corporativas.

En los siguientes diez años, además de la inutilización de la información aparecieron los manifiestos. El hacker dejaba un mensaje y se daba a conocer con su seudónimo a nivel internacional y ganaba prestigio en el bajo fondo virtual. Uno emblemático fue el de The Mentor, que transmitía su sensación de incomprensión y rebeldía con el fin de buscar reivindicación y el reconocimiento, al igual que los manifiestos del Zodíaco, Jack “El Destripador” y Ted Kaczynski (Unabomber) con “La Sociedad Industrial y su futuro”.

Desde el 2000, el hackeo se asocia erróneamente a diversos delitos como el robo y venta de información confidencial al mejor postor. En este estadío, se aprovecha la vulnerabilidad de determinados sistemas y se conforma una especie de crimen organizado.

Aparecen los ataques a estructuras críticas de la seguridad nacional, bancos u objetivos como universidades, colegios, aplicaciones de software, robo de credenciales para a-cceder a servicios económicos y financieros como en el caso Carbanak, una campaña APT (Ataque Persistente Dirigido) descubierta por la compañía Kaspersky Lab.

En esa campaña, ciberdelincuentes de diversos lugares del mundo infectaron con malware a través de mails, las computadoras de empleados de más de cien bancos de treinta países, y llegaron a controlar transferencias de dinero y cajeros automáticos. Desde un lugar de Europa se hacía una transferencia internacional por computadora y, al momento, un cómplice retiraba ese dinero en un cajero automático de Asia sin siquiera apretar una tecla. También manipularon los saldos manualmente, de manera que al momento de hacer la transferencia, la cuenta de origen no reflejara ninguna diferencia de dinero con lo que tenía originalmente, así tuviera miles de millones de dólares. Finalmente el cerebro de esto fue atrapado en Alicante, España y se lo llamó el “Robin Hood moderno”.

Antídotos. Los ciberdelincuentes también se crean y envían virus dañinos a la comunidad virtual luego de haber creado “el antídoto” para los mismos, que se venderá como producto salvador de última tecnología. Un ciberataque apoteósico fue Wannacry, que infectó computadoras domésticas, secuestró sus datos, exigió un pedido de rescate para devolverlos y habría sido llevado a cabo por el Grupo Lázarus.

Estos y otros ciberdelitos serán analizados en las X Jornadas Nacionales sobre Imagen, Comunicación y Redes Sociales el 11 de septiembre en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

CAJEROS QUE "ESCUPEN" DINERO, por Martin Tartarelli

En 1983 se estrenó la película Juegos de Guerra, en la que David Lightman, un joven talentoso con las computadoras, lograba infiltrarse en los sistemas informáticos y alterar sus calificaciones en el colegio, emitir boletos de avión, realizar llamadas sin costos y hasta ingresar en un juego gestionado por la Agencia Nacional de Seguridad que simulaba guerras termonucleares. Como en esa época no se hablaba mucho de computadoras, la mayor parte del público podía pensar que todas esas posibilidades eran pura ciencia ficción… Sin embargo, para muchos otros se habilitó un universo enorme en donde ya no volveríamos a ver estos dispositivos del mismo modo.

Con el pasar de los años la realidad superó la ficción y la infiltración a sistemas educativos, aerolíneas, telecomunicaciones y todo tipo de organizaciones se volvieron más y más frecuentes día tras día, implicando la necesidad de convertirse en tema en agenda para todas las organizaciones a nivel mundial.

Actualmente, los sistemas informáticos operan en todo el mundo, asegurando nuestra información financiera, protegiendo nuestra privacidad e inclusive manteniendo nuestra red eléctrica. Entonces, a medida que los ataques informáticos y las filtraciones de datos crecen, las organizaciones están obligadas a preguntarse cómo defender la información de forma eficaz.

La realidad es que los ciberdelincuentes cada vez se hacen más fuertes: dejaron de ser personas independientes y se convirtieron en grupos organizados, donde poco a poco fueron transformando su blanco de ataque. Ya no dirigen sus ataques a usuarios finales (comúnmente, llamados “el eslabón débil de la seguridad”) sino a entidades mucho más grandes y complejas, como bancos o redes, entre otros.

Hace pocos días, el FBI alertó a entidades financieras sobre una creciente modalidad de robo a través de una técnica denominada “Jackpotting”. Esta técnica es operada en cajeros automáticos (ATM) y no requiere de la fuerza ni de la violencia, sino que se activa ejecutando un código malicioso (Malware) dentro del equipo con el objetivo de vaciar o expulsar todo el dinero disponible.

Los cajeros automáticos poseen diferentes formas de ser gestionados y uno de ellos es mediante USB, donde es posible conectar un teclado o insertar un software que actúa en función de aquello que los atacantes deseen y programen.

El FBI cree que estas organizaciones pueden atacar a instituciones financieras (bancos y procesadores de pago), y obtener datos de las tarjetas individuales con el fin de clonarlas para que puedan ser utilizadas en los cajeros automáticos de la misma forma que su versión original. Ya se conocen varios casos similares como el del The National Bank of Blacks­burg que, a través de un ciberataque, en 2016, perdió más de dos millones de dólares.

En 2010, el neocelandés Barnaby Jack presentó en la Ekoparty, la conferencia de seguridad informática que se realiza anualmente en Buenos Aires, una técnica que permite hacer escupir dinero a un cajero automático. En el escenario del Centro Cultural Konex mostró, en tiempo real, cómo vaciaba un cajero ubicado en la ciudad de Los Angeles.

Es importante comprender que en Argentina existe una enorme falta de conciencia acerca de estas problemáticas porque, si bien el Banco Central exige controles que promueven la protección de los activos informáticos, no incluye o no trata ciertos temas de manera más exhaustiva. Por otro lado, es interesante destacar que la responsabilidad de la operación de cajeros automáticos está compartida entre el banco y los fabricantes del dispositivo, creando una línea muy delgada y difusa al momento de tomar ciertas decisiones.


miércoles, 17 de octubre de 2018

LA CASA DEL HORROR


Mauro Szeta junto a la Dra. Blanca Huggelmann, la perfiladora criminal Laura Quiñones Urquiza y el Dr. Miguel Angel Miñones recorren y analizan para Telefé Noticas, la mansión de la calle 48 entre 11 y 12, de la ciudad de La Plata donde 25 años atrás, un domingo de noviembre, Ricardo Barreda aniquiló a toda su familia y luego se fue con su amante a comer y a un hotel alojamiento: aquí

YO SOY UN PRESO MUY CONFLICTIVO

"De mis 37 años, estuve 20 años en cana. Tengo más de 11 tiros en el cuerpo y más de 40 puñaladas por pelearme en la cárcel”. En la cárcel tuvo muchos problemas y peleas, “yo era el terror de todos en la cárcel, era el cuco, no me aceptaban en ningún pabellón", la historia de Diego Rojas recluido en la Unidad Penitenciaria Nº 36 de San Martín. Una entrevista de Mauro Szeta y el análisis de Laura Quiñones Urquiza para Telefé Noticas, aquí

miércoles, 22 de agosto de 2018

X Jornadas Nacionales sobre Imagen, Comunicación y Redes Sociales

X Jornadas Nacionales en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, organizadas por el Dr. Fernando Tomeo​ y donde compartiré panel de Cibercrimen con los Dres. Macarena Pereyra Rozas, Daniel Monastersky​ y Facundo Malaureille Peltzer, abogados especialistas en ciberdelitos​. Mi enfoque estará orientado a la criminogénesis de las ciberpandillas y al Efecto Lucifer 2.0. Debo agradecer al Dr. Philip Zimbardo, creador del Experimento de la cárcel de Stanford por su tiempo y generosos aportes en nuestros intercambios. Inscripción gratuita:  http://www.derecho.uba.ar/institucional/deinteres/2018/x-jornadas-nacionales-sobre-imagen-comunicacion-y-redes-sociales


miércoles, 1 de agosto de 2018

CONGRESO ASOCIACIÓN ARGENTINA DE PSIQUIATRAS 2018


DELINCUENTES SEXUALES, miércoles 5 de septiembre a las 17.30 h. Sala Luis Alberto:
El proceso de una investigación de delitos sexuales, qué rastros vinculan a un agresor en distintos hechos y qué pruebas se utilizan en cada etapa de la investigación judicial. El análisis de la conducta de estos hechos basados en evidencia, centrado en el tipo de ataque, los aspectos prácticos y expresivos de la violencia, el análisis criminológico y lingüístico de las verbalizaciones del victimario, con miras a confeccionar un perfil del probable autor que reduzca el número de sospechosos y oriente a la investigación criminal.
La entrevista psicológico forense con las víctimas y los victimarios, metodología utilizada para el diagnóstico en ambos a través del análisis psicológico forense de las producciones colectadas a través de lo observacional, los dichos y las técnicas de exploración psicológica administradas. Informes e inscripción: http://www.aap.org.ar/

CIBERCRIMEN, SEXTORTION

"No todo hacker es ciberdelincuente, ni todo ciberdelincuente es Hacker", la historia de Raoul Chiesa que hackeó la banca Italiana a los 14, la Ekoparty y las X Jornadas nacionales sobre imagen, comunicación y redes sociales en la facultad de Derecho Universidad de Buenos Aires en Banda 3.0

lunes, 23 de julio de 2018

YO ROBABA RESTAURANTES


Juan Ignacio Santana tiene 23 años y está detenido por robo agravado por uso de arma. Una nueva confesión en primera persona por Mauro Szeta con análisis de Laura Quiñones Urquiza para Telefé Noticias: https://telefenoticias.com.ar/informes-especiales/yo-robaba-restaurantes/

ANÁLISIS DEL HOMICIDIO DE FERNANDO PASTORIZO


La perfiladora criminal Laura Quiñones Urquiza, la Dra. en psiquiatría Blanca Hugelmann y los criminalistas Luis Olavarría y Walter Gorbak analizan junto a los periodistas Silvana Cataruozzolo y Mauro Szeta para telefé Noticias el homicidio de Fernando Pastorizo: http://telefenoticias.com.ar/actualidad/por-que-condenaron-a-nahir-a-cadena-perpetua-el-analisis-de-mauro-szeta


 https://telefenoticias.com.ar/actualidad/a-horas-de-la-sentencia-nahir-podria-convertirse-en-la-argentina-mas-joven-condenada-a-perpetua/

viernes, 20 de abril de 2018

ENTREVISTA A JUAN PABLO ESCOBAR


YA SALIÓ en México el ejemplar de la revista Expresión Forense con la entrevista de Laura Quiñones Urquiza a Juan Pablo Escobar Henao. Arquitecto, pacifista, escritor e hijo de Pablo Escobar "El patrón del mal". 

viernes, 6 de abril de 2018

ANÁLISIS DEL CASO BENITEZ: La violencia sádica no aparece de un día para el otro

Para La Nación

David Parker Ray tenía un vagón donde sodomizaba y mataba mujeres: lo había equipado con una silla ginecológica, donde las ataba; el resto de los instrumentos de tortura que utilizó fueron diseñados y hechos con sus propias manos. Al costado de la silla colgaba, en un pizarrón blanco, las excusas "más graciosas y estúpidas" que le daban las mujeres para que las dejara ir: "Estoy embarazada", "estoy indispuesta", "soy madre soltera y mi hijo está solo en casa", "tengo una enfermedad venérea". Solo una mujer pudo escaparse de la "cajita de juguetes" de este asesino en serie. Lo que hacía no era un secreto, lo sabían su esposa y un amigo. El caso de Bahía Blanca impresiona por el nivel de maquiavelismo de los dos hombres jóvenes acusados y la aparente aprobación de su madre, manifestándose un alto nivel de sadismo y usando animales como instrumento de tortura.

Se especula que las víctimas sufrieron mordeduras de perros y, quizás, humanas. Las mordeduras son habituales en delincuentes sexuales que actúan motivados por el sadismo, como si fuese un precursor de una antropofagia inconclusa. La idea en el sadismo es presenciar y perpetuar por el mayor tiempo posible el sufrimiento y la degradación de la víctima. Es la violencia como lenguaje y regla. Aquí la maldad por inacción aparecería en su forma más cruda: el dominio psicológico para hacer sufrir y observar a quien hace sufrir a otros.

Los escrúpulos morales, la empatía por el dolor ajeno se desdibujan en un proceso de "desindividuación" y falta de cordura que encuentra estabilidad mientras más se reduce a las mujeres a esclavas sexuales sin escapatoria. Mujeres deshumanizadas hasta perder la identidad de sus cuerpos, lesionados además, según trascendió, con golpes, destornilladores y hojas de afeitar, como si esos cuerpos fuesen profanos.

Estos niveles de violencia sádica, perversión y psicopatía no aparecen de un día para el otro: se van cimentando, acentuando y haciendo crónicos con el tiempo, en una especie de ensayo-error. La tortura como "hoja de ruta" suele aparecer primero en forma silenciosa, con conocidos, y luego con víctimas vulnerables o a las que se puede controlar y que a veces son elegidas al azar, pero siempre culmina con la búsqueda de satisfacción emocional.

Los tres sospechosos detenidos no hubiesen llegado a este punto sin el conformismo, la adaptación y la cosificación que conlleva este tipo de lenguaje entre ellos.

La mayoría de las veces las fuentes de riesgo para este tipo de actos son personales y surgen de factores relacionados con el egocentrismo y la impulsividad que aparece en trastornos antisociales de personalidad graves, cuya habilidad para la depredación y la manipulación de otros forma parte de un estilo de vida que erotiza la ira y el sometimiento físico. Donde se construye el engranaje de una serie de desviaciones que se unen en una especie de armonía para un ritual de terror.

https://www.lanacion.com.ar/2120803-la-violencia-sadica-no-aparece-de-un-dia-para-el-otro

martes, 27 de febrero de 2018

ANÁLISIS Y PERFIL CRIMINAL DEL ASESINO DE LA NIÑA CAMILA BORDA

Camila Borda tenía 11 años

Por: Laura Quiñones Urquiza para La Nación

La crueldad hacia otros puede ser un patrón de activación sexual. La frialdad de los abusadores al vejar a alguien vulnerable obedece a un proceso interno llamado "distorsión cognitiva", que consiste en justificar las futuras acciones, minimizándolas, para protegerse de la vergüenza o de la culpa. Así se van derribando escrúpulos morales para dar paso a conductas sexualmente abusivas.

En el caso de lo ocurrido en Junín, para atraer a la víctima al lugar donde habría tenido mayor interacción con ella, el método de aproximación usado por el abusador habría sido el engaño. La habilidad para la manipulación en delincuentes sexuales violentos está ritualizada por las verbalizaciones y por la dinámica para controlar a las víctimas, revelando especialización y organización.

Una característica de los pederastas exclusivos es que "sintonizan" con los chicos, pero logran poca asertividad con los adultos en su modus vivendi. La inmadurez impresiona como uno de sus rasgos y eso se ve reflejado en los tests con los que los psicólogos forenses exploran su personalidad en los peritajes. El resultado y denominador común son dibujos de figuras humanas que abundan en las formas infantilizadas. Por eso utilizan la fuerza más para controlar y para atacar que para aproximarse a su presa.

La "fantasía previa" es el motivo inferido de un homicidio sexual. Una vecina del sospechoso del asesinato de Camila contó que días antes él había intentado meter en su casa a su hija de 10 años. Esto indicaría la presencia de planificación, metodología e intento fallido de pasar al acto.

El homicida consiguió una "zona de confort" estable para estar a solas con Camila sin ser molestado. Esta percepción habría brindado la sensación de facilidad para cometer el hecho; pero solo su poca inteligencia puede ser capaz de hacer que se arriesgue a retener a la víctima en un lugar lleno de evidencias y tan próximo al lugar de residencia de ambos. Una vez más, el tiempo, el perfil de la víctima, la zona de confort y la escena del crimen pusieron de manifiesto la evidencia acumulada.

El método de asfixia con manos atadas, cabeza cubierta por una bolsa y un cable alrededor del cuello es conocido en la jerga forense como "submarino seco". Por su complejidad, y aplicado a una niña de 11 años, es indicador de una intensidad emocional asociada más a la crueldad que a la locura. Trascendió que el sospechoso tenía tres perfiles de Facebook entre cuyos contactos figuraban niñas que probablemente presenten rasgos simbólicos similares a la víctima.

En este tipo de comportamiento la excitación sexual se va incrementando en cada uno de los actos que componen el ataque sexual y el asesinato. Están caracterizados por agresiones e intimidaciones enérgicas a través de las cuales el agresor expresa su virilidad, control y dominio en forma patológica.

Los tipos de acceso carnal hacia una víctima vulnerable -y cuya anatomía no soportaría sin desgarro y trauma psicológico- son consistentes con un perfil de autor que compone para sí mismo su imagen masculina y "mejora" sus frustraciones sociales imponiendo una voluntad que en otras áreas y con otras personas es incapaz de hacer valer. Así, pasan por personas dóciles e integradas socialmente.

A veces, aunque la fantasía previa en torno a la agresión está presente, para superar y minimizar posibles consecuencias ingieren un desinhibidor para "atreverse". Esta racionalización previa indicaría que existe comprensión sobre el bien y el mal. Quizás por eso impacta la mirada del sospechoso en las fotos difundidas tras su detención. Quizá sea el rostro de la decepción por no salir impune.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2112474-la-crueldad-como-expresion-de-poder-ante-los-mas-vulnerables

viernes, 23 de febrero de 2018

EL EFECTO ESPECTADOR: cómo reacciona la gente al ser testigo de hechos como el tiroteo en el microcentro

El efecto espectador: cómo reacciona la gente al ser testigo de hechos como el tiroteo en el microcentro

Estar en presencia de un espectador pasivo, es decir de alguien que decide no intervenir, reduce la probabilidad de prestar ayuda en situaciones como estas


Autora: Laura Quiñones Urquiza

En 1964 Catherine Genovese de 28 años regresaba del trabajo a su casa en los suburbios de Nueva York. En el camino, fue violada y apuñalada hasta morir en un ataque que duró aproximadamente 30 minutos en la vía pública y culminó en las escaleras de un edificio. Unos 38 vecinos escucharon o vieron lo que pasaba a través de sus ventanas, solo uno atinó a gritar "¡Deja a la chica en paz!", y otro llamó a la policía cuando todo terminó. Lo que conmocionó a la opinión pública en ese momento fue la pasividad de todos. Nadie intervino activamente ni siquiera llamando a la policía cuando los gritos comenzaron.

De la misma manera, la imagen del cerrajero tirado en la calle no pareció resultar drástica para los peatones que pasaban por ahí. Sólo un farmacéutico se interesó en hacer contacto visual con él y percibir que algo grave ocurría.

Bibb Latané y John Darley, psicólogos sociales norteamericanos comenzaron a investigar por qué las personas no intervinieron en el caso ocurrido en Nueva York. Solemos vernos en situación de espectadores de hechos que van desde lo esperable hasta un delito, una emergencia médica o una agresión a un tercero. Los experimentos se llevaron a cabo en un ambiente controlado manipulando mínimamente el contexto, ámbito y cantidad de personas, para poder observar qué es lo que lleva a intervenir en tales situaciones y qué no.

En uno, convocaron a estudiantes a un laboratorio con el pretexto de participar en un estudio de investigación de mercado para llenar una encuesta. Fueron recibidos de a uno por una joven que les dio un cuestionario, los hizo sentar en una habitación y se fue a otra a "arreglar archivos". Minutos después oyeron ruidos y un estruendo: era ella que caía de una escalera, luego la escucharon llorar pidiendo auxilio. El 70% de las 30 personas que fueron parte del experimento acudió en su ayuda.

La situación experimental se manipuló y las personas eran citadas de a dos para ser testigos del mismo desenlace que desconocían. Esta vez, en el 40% de los casos sólo uno de los participantes ayudó a la mujer. La presencia de otra persona en la habitación reducía la probabilidad de intervenir. Posteriormente convocaron a dos participantes reales y un actor que se hizo pasar por participante. Éste tenía instrucciones de ignorar la emergencia que se les iba a presentar. En este caso, sólo el 10 % de los auténticos participantes ayudó la mujer.

Lo que arrojó la investigación es que estar en presencia de un espectador pasivo, es decir de alguien que decide no intervenir, reduce la probabilidad de prestar ayuda en situaciones como estas. A mayor cantidad de espectadores, ese sentido de responsabilidad social o moral se va reduciendo, hasta incluso desaparecer.

A esta apatía se la llamó el "efecto del espectador" y, más allá de pensar en atribuirle al otro que algo habrá hecho para generar lo que le está ocurriendo por su apariencia, estado, edad o vestimenta y decidir si intervenir o no, ser espectador no es una acusación, por no ser el autor o por filmar situaciones con el teléfono celular para que sirvan como prueba o viralizarlas. Conocer este efecto es más que nada un puntapié para evitar situaciones radicales con otra acción que cambie el rumbo, sin necesidad de convertirse en héroes, pero si evitando la neutralidad.

FUENTE: https://www.lanacion.com.ar/1884453-el-efecto-espectador-como-reacciona-la-gente-al-ser-testigo-de-hechos-como-el-tiroteo-en-el-microcentro

EL EFECTO CSI: EL IMPACTO DE LAS SERIES DE FICCIÓN A LA HORA DE ANALIZAR UN HECHO REAL



El fenómeno es objeto de estudio en el mundo y puede influir en la selección de los jurados; los procedimientos "ideales" planteados en los programas de TV pueden provocar visiones sesgadas de las pruebas

Autora: Laura Quiñones Urquiza

Los crímenes que más hondo calan en la opinión pública despiertan, como parte de la discusión, un especial interés por las cuestiones investigativas. Peritajes, autopsias, estudios psicológicos y psiquiátricos. Rastros, huellas, ADN... Todo eso pasa a formar parte de las discusiones. Y, para muchos, la terminología y las cuestiones relativas a la criminalística no son algo absolutamente desconocido. Las opiniones de los especialistas están al alcance de todos. Pero también lo están las de los "expertos" de ficción. Con todo ese "saber" a la mano, la línea divisoria entre realidad y guión se convierte en peligrosamente fina.

Se conoce como "efecto CSI" al impacto que las series de ficción han causado en la audiencia; enfoca hasta qué punto la espectacularidad y la celeridad de la ficción han influido en la percepción del público al explicarle cómo se desarrolla supuestamente una investigación criminal.

En situaciones de juicios por jurados, como los que ya se realizan en el país por casos graves -violaciones, homicidios, cibercrímenes-, se busca develar si las personas conservan la voluntad de aprender estos nuevos conocimientos para ser objetivos a la hora de valorar evidencia empírica, corroborada y fehaciente que le presentará cada especialista en un caso real, en una investigación criminal de verdad.

En algunos países, durante las audiencias de selección de jurados, fiscales y abogados defensores preguntan a los posibles miembros de qué tipo de series, películas o libros son fanáticos para identificar a quienes podrían tener una visión sesgada al juzgar las pruebas para dar un veredicto. Se evalúa, incluso, la posibilidad de excluirlos. Aquí hay juicios por jurados en Córdoba, Neuquén y, desde hace dos años, Buenos Aires. En nuestro país, el juez encargado del control del proceso debe instruir al jurado, precisamente, respecto de no dejarse influir por los medios o por opiniones ajenas.

La influencia que ha tenido este tipo de ficción es innegable. Programas como CSI han impregnado la pantalla con relatos inspirados en casos reales, pero ficcionalizados, en los que se resuelve un crimen violento con una investigación fiable en una hora y con todas las variables controladas.

En muchos países, las matrículas para estudiar ciencias forenses se han incrementado considerablemente, quizás impulsadas por el atractivo que muestran esas series, Pero a medida que se avanza en el derrotero académico la decepción y la deserción aparecen entre los alumnos con la aridez de las materias.

Las series de TV buscan entretener a su público utilizando recursos dramáticos, imágenes cuidadas de homicidios y las últimas técnicas. Muchos de estos avances son ciertos, aunque no siempre se accede a ese tipo de laboratorios ni de recursos, o el material a analizar no es suficiente o el tejido está demasiado deteriorado como para prepararlo y enviarlo al laboratorio.

Lo habitual es trabajar con datos que los especialistas procesan y que tardan en arrojar resultados. Los estudios genéticos a veces tardan hasta 20 días para condicionar las células para extracción de ADN cuando la sangre está hemolizada (glóbulos rojos deteriorados) y es imposible su extracción. También se trabaja con imágenes filmadas o fotografiadas que replican la escena de un crimen, la autopsia u otros procedimientos, provistas por los equipos intervinientes para documentar e ilustrar cada paso.

Los roles del proceso:

La escena es procesada por los criminalistas. Su rol es controlar, preservar, registrar, recuperar y reconstruir la evidencia biológica que encuentren protegiendo la cadena de custodia, para poder responder los qué, dónde, cómo, quién y cuándo del caso. La operación de autopsia médico-legal y los estudios complementarios están a cargo de los médicos legistas, técnicos evisceradores, bioquímicos y otros miembros del cuerpo médico forense. Diversos especialistas serán convocados para contribuir, según el criterio del director de la investigación penal.

Cuando los cuerpos son hallados a la intemperie, la entomología forense identifica insectos y artrópodos que suelen anidar en los orificios de los cadáveres e investiga su procedencia. Los entomólogos calculan su edad y otros datos de interés para la investigación. Pero a veces una muerte es de larga data y las larvas anidaron hace pocos días, o no aparecen, evidenciando así inconsistencias. Además pueden relatarnos si presentan larvas que serían procedentes de un lugar distinto. Con eso, los márgenes de interpretación se amplían y difuminan las certezas.

Los procedimientos deben hacerse evitando contaminaciones y respetando la cadena de custodia porque puede alterarse la integridad de una investigación. Eso es una constante en las series de ficción y es un efecto positivo. Pero, del mismo modo, puede inducir a una visión sesgada en la que el jurado, en la comparación con lo que vio en TV, pueda juzgar como evidencia contundente una que es débil o ambigua, o desestimar lo que es indubitable o interpretar erróneamente la evidencia como consecuencia de expectativas distorsionadas o sobredimensionadas, basadas en la "infalibilidad" del perito ficcional.

Otro efecto es, justamente, reconocer la certeza de las ciencias forenses para resolver un hecho. En el caso real del "Fantasma de Heilbronn", en Alemania, la evidencia biológica de ADN orientó la investigación tras el rastro de una asesina en serie con 40 víctimas, aunque sin un patrón similar, en varios puntos del país. Pasado un tiempo se analizaron los hisopos que usaban las unidades criminalísticas, que provenían de una misma fábrica, y se supo que una trabajadora de la planta había contaminado una partida al estornudar sobre ellos.

Es importante que los peritos puedan contarles a los miembros del jurado popular -y a los jueces también- que la realidad forense y sus tiempos no son como los de la ficción, y hablar sobre el "efecto CSI" para evitar aberraciones jurídicas en sus veredictos. Se necesita que sean claros y concretos en sus exposiciones, que hablen para el lego, no como para una exposición académica.

La ficción no suele tomar en cuenta las variables que podrían afectar la confiabilidad de las declaraciones de los testigos de un hecho criminal o de las víctimas en las ruedas de reconocimiento. Las distorsiones muchas veces han llevado a condenar a inocentes sin más prueba que esas.

También es un error teorizar sin contar con los datos: no se deben torcer los hechos para adaptarlos a la teoría, sino que es la teoría la que debe rendirse ante los hechos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2074690-efecto-csi-el-impacto-de-las-series-de-ficcion-a-la-hora-de-analizar-un-caso-criminal-real

LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA: UN NUEVOTIROTEO EN LOS ESTADOS UNIDOS


list1 of shootings

Para: Long Island al día el 10.06.2014

Autora: Laura Quiñones Urquiza


 Los casos de Seung-Hui Cho, Adam Lanza, Wellington Menezes en Río de Janeiro entre otros, coinciden en que fueron metódicos, planeados y motivados por el deseo de reivindicación donde los agresores se sienten víctimas de circunstancias que perciben injustas.


Una vez más los victimarios son coleccionistas de heridas (Joe Navarro), de viejas heridas físicas, psicológicas o emocionales que perciben traumáticas a lo largo de su vida. También deben hacer frente a una autoestima sutil que les impiden salir adelante con sus vidas de un modo prosocial y piensan que la única salida, no es pedir apoyo psicológico, aunque éste haya existido y no haya servido. 

Para la mayoría de ellos, la solución final es darnos una lección a través de su frenesí criminal.


Es así como a lo largo de su historia, muchos sujetos cuyas personalidades poseen rasgos paranoides, borderline, psicopáticos, narcisismo maligno o con graves trastornos de personalidad, van coleccionando y contabilizando un rosario de incidentes, perjuicios, ofensas, atrocidades o errores cometidos no solo hacia ellos, si no también hacia otros entre los que incluyen guerras lejanas en el tiempo y el espacio.

Todos esos daños, son tomados como justificativos para descargar la violencia. Son personalidades radicales a la hora de atacar y tomar posesión de la auténtica furia criminal donde no hay nada que perder, ni siquiera su propia vida.

La epidemiología al 13 de febrero 2014:



Refleja que las Conductas de Contagio Criminal son un fenómeno social más allá de las distintas motivaciones y donde la mayoría de los ataques, no tiene nada que ver con lo espontáneo.

Para muchos de ellos el problema radica en sentir que su vida, a partir de hechos que los desestabilizan, actúan como estresores que los hacen a percibir que van cuesta abajo a diferencia del resto de las personas que van escalando en oportunidades.

Incluyen como depositarios de su ira a aquellos que consideran causantes de su decadencia, humillación o aislamiento, entonces lo único que les queda para reivindicarse es aniquilar a los culpables de mancillar su dignidad o a quienes simbolizan lo que hace a su vida algo que ellos mismos desprecian.

Por otro lado, la prensa que cumple su función de protección social y mantiene nuestro derecho a estar informados, juega un papel esencial porque la publicidad que obtienen, a largo plazo los hace conocidos, lo que luego inspira a otros a justificar estos hechos porque simple y llanamente, existe una minoría que si se identifica con los victimarios.

Un factor importante, es la subcultura de la violencia que se observa en distintas sociedades. Si bien Estados Unidos es un país con altos índices de homicidios al igual que México, Sudáfrica o Rusia, no es el único país donde ésta es aceptada y revalidada por un sector de la sociedad, y no me refiero acá a las clases sociales marginales, sino a la naturalización de la violencia que a la larga pareciera hasta hallar una estética.

Fuentes:

https://www.washingtonpost.com/news/answer-sheet/wp/2014/02/13/at-least-44-school-shootings-since-newtown-new-analysis/?utm_term=.5ce3779784f5
http://lialdia.com/2014/06/la-naturalizacion-de-la-violencia-otro-nuevo-tiroteo-en-ee-uu-2/